Si sois lectores habituales del blog, en cuanto leáis el título ya os estaréis predisponiendo a leer algo malo. Es así, no os voy a engañar, y es que cada vez que reviso, configuro, me informo o vaya usted a saber qué de algo de Wanadoo, las cosas empeoran. Para los que os pille de nuevo este tema, dedicad unos minutos a poneros al día con esta entrada que hice hace un mes.
Tras informar mi incidencia con la linea, que no subía a más de 32 kbps cuando en realidad tenía contratado 300 kbps –para los vagos que no se han querido leer la entrada 😉 – me llamaron al día siguiente para ver si podían ir a mi casa a revisar todo. Aunque yo no estuviera en casa, me dijeron que no había problema, que podían ir y revisarlo. Efectivamente, a los dos días fueron, lo revisaron y según me comentó mi madre, la cosa era de la línea –¡eso ya lo sabía yo!-, no era de mi configuración, puesto que el técnico le indicó que se notaba que sabía un poco de redes –lógico, me gusta y lo he estudiado, como para tener mi configuración mal-. El caso es que como era de la línea, y la propietaria es Telefónica, pues mandan a un técnico de Telefónica a los dos días. Pues oiga, el fallo no está de la línea, ¿y qué hacemos ahora? Eso me pregunto yo.
A los dos días me llaman de Wanadoo confirmándome que ha ido un técnico suyo, otro de Telefónica y que el resultado es que es del router, porque tanto línea como instalación están bien (no es del router, es de la configuración de la línea en sus instalaciones, pero bueno) y entonces deciden enviarme otro router. Les indico que en mi casa no hay nadie que sepa configurarlo y que el actual, Inventel DW-B200 (inalámbrico), no se lo pueden llevar. No hay problema –les sobra el dinero– por lo que a los tres días recibo un paquete con el router. Como yo no estaba y ansiaba por ver el nuevo router –normalmente suelen cambiar a un modelo mejor– le dije a mis padres que tomara unas fotografías.
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