Oct27

Mi viaje en barco

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Días pasados, tuve que llevar el coche de mi hijo a Cardiff, donde se encuentra (se supone) estudiando.

A pesar de que me encanta conducir, sopesé el viaje, Madrid-París, 15 horas de trayecto, una parte de noche, en otoño quizás con lluvia. Al día siguiente otros 300 kms. hasta Calais y luego otros 350 hasta Cardiff, por la izquierda y con un coche que no es al que estás acostumbrado.

Había varias alternativas, dos principales, ir en coche hasta Calais y cruzar el canal, bien en ferry en hora y media, bien en tren lanzadera en 20 minutos. Eso era lo fácil.

La otra ir en ferry desde Santander a Plymouth, la difícil, que es la que escogimos. Digo escogimos (incluyendo a mi mujer) pero toda la responsabilidad es mia.

Hotel MirasierraEl viaje Madrid-Santander en coche estupendo, parada en Somosierra, km. 99 a tomar café.

Nueva parada en la provincia de Burgos, al cruzar el Ebro y antes de acometer el Escudo.
Pasamos el Puerto del Escudo sin dificultad, ni aire ni lluvia, nada, un dia primaveral. Llegamos a Puente Viesgo. El Hotel-Balneario le han ampliado y donde antes entrenaba la Federación Española de Fútbol han hecho unas 25 habitaciones y abajo han instalado la cafetería, eliminando la del edificio antiguo y haciendo más salones.


Después de comer a una hora europea (12,30) hemos continuado viaje a Santander, hemos llenado el depósito de combustible y hemos embarcado en el PONT AVEN, de triste recuerdo para mi.

Puerto SantanderEl barco salió a las 16 horas. En principio todo muy bien, visitando todas las cubiertas, paseando para arriba y abajo, pero… a las 17 horas todo me daba vueltas, creí morir, me senté un poco en una terraza pero al poco tiempo no podía más y me fui al camarote. En el metro cuadrado del mismo cabía un baño, dos camas, un espejo, una silla y una mesa. También una percha. Me dije esto es un ataúd pero a lo alto, eso si, con todas las comodidades.

Desde las 6 de la tarde estuve allí recluído hasta las 8 de la mañana, que parece que se me había pasado un poco.

Allí la gente vivía tan a gusto, con sus cervezas, charlando, riendo, pero yo, pobre de mí, estaba grogui.

A mí lo que me gustan son los coches, pero bueno, hay que probar de todo.