Mar31

Ganar concursos para nada

Javi Vicente personal
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Después de poco más de un año de ganar aquel famoso concurso que revolucionó el marketing viral llamado microsano, me doy cuenta que tanto esfuerzo que hacen los concursantes no son recompensados para nada por la organización. Me explico.

La finalidad del concurso giraba alrededor de una palabra, microsano, y de un objetivo: conocer si el marketing viral era interesante en la red. Había varias categorías, en concreto cinco, de las cuales una de ellas era conseguir el mayor número de enlaces en Technorati, la que gané yo. Los premios para ese ganador era un año de hosting gratuito proporcionado por hostalia y 200 euros en viajes gracias a una agencia de viajes que no recuerdo.

Yo vivía por aquel entonces en Cardiff, la capital de el país de Gales, en la isla de Gran Bretaña donde estudiaba. Hubo gran parte del tiempo que me dediqué al concurso porque por aquel entonces, uno de los premios, concretamente el de 200 euros en viajes, me parecía una buena excusa y que, si conseguía, podría viajar por allí y conocer algo más de mundo. Cuando se es estudiante y se vive fuera de casa, todo regalo se agradece y este no iba a ser menos.

La tensión iba creciendo a lo largo de los días con preguntas personales que me hacía como ¿será rentable?, ¿ganaré?, ¿será una farsa?… y a las que las personas de mi alrededor contestaban con que no merecía la pena participar porque allí ganan los mismos, que estaba todo amañado y demás. Cual fue mi sorpresa, el 13 de marzo, que ganaría una de las categorías.

La organización en todo momento fue un fracaso, ya que no estaba contemplado en ningún momento muchas de las cosas imprescindibles en un concurso de esta magnitud ni el día a día se hacía cómodo en el trato con ellos. Los ganadores en la mayoría de las categorías tardó en publicarse alrededor de una semana creo recordar, pero la del mejor même, tardaría casi un mes. Mientras tanto, ya estaba emocionado porque me empezaron a llover ofertas de trabajo que luego no fueron tal. Desconozco si por mi estancia en otro país o por si era una simple moda que habían leido en el periódico. Mercè Molist incluso nos hizo una entrevista para El País.

Pero a lo que voy. Hasta junio de ese mismo año (tres meses más tarde) nadie se puso en contacto conmigo por parte de hostalia para poner en marcha el servidor que había ganado. A día de hoy ya no funciona, por lo que el año era la teoría, no la práctica. Una semana antes, a mediados de mayo, José A. del Moral, de alianzo, se puso en contacto conmigo para pedirme mis datos y poder mandar así el cheque regalo de 200 euros. Nunca llegó ese famoso cheque.

Cuando volví a España, seguí insistiendo y contactando con él por correo electrónico, pero sólo respondió al primer mail. Hace cosa de un mes lo di por imposible después de 5 intentos. En ese primer correo, al que me respondía acerca de mi pregunta por el cheque, me contestaba que ese cheque ya se había mandado. Por lo menos me contesta, pensé yo. Le mandé un segundo mail diciéndole que, al ser un cheque por dinero, tendrían por lo menos el resguardo (pensé que lo mandarían por correo certificado), pero nunca llegó a responder.

Y como no todo es malo, aparte de no haber ganado estos regalos materiales, he conseguido durante mucho tiempo visibilidad en internet y conocer más a fondo el mundo de la blogosfera. Muchas veces los regalos materiales son lo menos importante, puesto que a día de hoy, he conocido a gente que vale un montón y a la que puedo preguntar cualquier duda y pedirle opinión sin por ello, tener que ser el primero en algo.

Entrando a la web de hazruido, creada para el concurso que están detrás alianzo y google dirson, me doy cuenta que no sólo no escarmienta esta gente, sino que les da igual quedar mal con los ganadores y que siguen intentando crear dinero a costa de los demás. ¡Serán sinvergüenzas!

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